Tal dificultad de evaluación no ayuda a la competitividad del sistema.
Quisiera poner a su consideración un enfoque distinto: que se ordene la descomposición de tales monstruos en compañías más pequeñas que ofrezcan productos específicos por separado.
Me explico: cuando uno se afilia a un fondo obligatorio de pensiones, uno realmente compra cuatro productos empaquetados en uno, cada uno solucionando una necesidad distinta. Si se desempaquetaran, serían fácilmente evaluables.
- una inversión, en el que el trabajador les confía una plata para que crezca.
- un seguro de vida: en el que el trabajador paga una prima a cambio de que sus beneficiarios reciban una suma considerable si el trabajador muere durante su vida laboral.
- un seguro de invalidez: el trabajador paga una prima periódica, a cambio de recibir una suma considerable si sufre una enfermedad o accidente que le impida trabajar.
- una administración de anualidades: por el que la persona entrega un dinero (producto de los servicios anteriores), a cambio de que esa administradora entregue una mesada de por vida, sea hasta la muerte de la persona o a sus beneficiarios según sea el contrato.
Cada uno, por separado, son productos bien estudiados, relativamente simples y entendibles. Por separado, sería más fácil evaluar qué proveedor ofrece la mejor oferta para cada uno. Además, sería más claro cuáles productos específicos necesitarían subsidios estatales y cuáles no, cuáles han de hacerse obligatorios y cuáles no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario