El artículo El reto del 2016, ¿se le mide? va en esa línea.
No puedo estar en desacuerdo con lo que propone el artículo:
- tenga un balance claro de su situación financiera (deudas, ingresos, presupuesto),
- encuentre maneras de reforzar los buenos hábitos (y de no dejarse tentar de los malos hábitos).
Todo esto es muy necesario, y es bueno recordarlo. Y, sin embargo, para que este esfuerzo, sacrificio y riesgo personal rinda frutos, necesitamos que la mayor parte de las ganancias por lo ahorrado nos quede a nosotros, que no se lo lleven ni los gobiernos ineficientes o corruptos por medio de impuestos, ni la industria financiera por medio de comisiones.
Este es el argumento de Helaine Olen en su libro Pound Foolish: exposing the dark side of the personal finance industry . Un video:
Resulta hipócrita que las industria y la prensa financiera nos bombardee con mensajes sobre nuestras actitudes y comportamientos (o sobre la macroeconomía) como si el estancamiento de nuestro ahorro sólo fuera culpa de nuestra propia debilidad o de entes lejanos como el Federal Reserve o los chinos, cuando la sangría mayor está siendo cometida por ese puñado de empresas específicas.
Y sin embargo, así como es posible cumplir un nuevo propósito si identificamos bien y reforzamos la nueva rutina, podemos identificar claramente los lastres e ineficiencias en la industria de ahorro e inversión, podemos salirnos y denunciar lo que no sirve, y premiar lo que sirve en el mercado.
A las lectoras y lectores, los mejores deseos para este nuevo año.
(*) Matemáticamente cierto: de las cifras al cabo de 40 años de las tablas finales de una entrada anterior anterior, réstese la contribución inicial: el resultado es lo que le queda al ahorrador de lo ganado por el ahorro mismo. Es obvio que si la institución sigue cobrando 3% anual, se llevará la mayor parte de la ganancia final.
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